domingo, 20 de junio de 2010

lunes, 14 de junio de 2010

Entrenan abejas para producir miel monofloral

Artículos de interés



Es la que elaboran cuando explotan una sola especie vegetal


Así como existen diferentes variedades de vino según la clase de uva utilizada para su producción, con la miel ocurre algo parecido: el tipo de flor de la que la abeja recoge el néctar determinará el sabor, el aroma y el color del producto final. Y así como hay quienes prefieren degustar un Malbec antes que un Cabernet o un Merlot, también hay quienes eligen entre "varietales melíferos" de pera, azahar, eucalipto, romero o naranjo, entre muchos otros.

Por supuesto que no estamos hablando del líquido espeso y cristalino que habitualmente se consigue en el supermercado de la esquina, sino de lo que se denomina miel monofloral, que, como su nombre permite adivinar, es el producto que se logra cuando una colonia de abejas explota una sola especie de planta.

Pero conseguir ese refinado elixir no es fácil. De hecho, la Argentina -uno de los principales productores y exportadores apícolas del mundo- sólo exporta miel a granel.

Para lograr que todas las obreras de un colmenar elijan predominantemente un solo tipo de flor es preciso comprender los complejos mecanismos de comunicación de este insecto social. Desde hace tiempo se sabe que cuando una abeja sale a buscar alimento por primera vez no lo hace a ciegas, sino que ya tiene información previa del lugar donde hallarlo y de la cantidad que encontrará. De esta manera, ahorra tiempo y energía.

En los últimos años, los científicos del Grupo de Estudio de Insectos Sociales de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Fceyn) de la UBA hicieron otro descubrimiento sobre los "saberes previos" de las abejas: "Encontramos que antes de hacer su primer viaje las obreras también cuentan con información sobre el olor floral que la colmena está explotando", señala el doctor Walter Farina, investigador del Conicet y director del equipo de trabajo. Y dado que cada tipo de flor posee un olor propio y característico, el hallazgo condujo a los investigadores a estudiar la posibilidad de enseñar a las recolectoras a dirigirse hacia una especie floral en particular.

Una flor para el recuerdo

Dos trabajos publicados recientemente por este grupo en la revista científica Naturwissenschaften demuestran que el aprendizaje de los olores ocurre dentro de la colmena, cuando la recolectora distribuye el néctar entre sus congéneres: "Reciben un alimento que tiene olor y así aprenden a asociar con una recompensa la fragancia de una flor que todavía no conocen", explica Farina.

De esta manera, a la hora de salir a buscar comida, las obreras preferirán la especie de planta cuyo olor les recuerde aquel estímulo reconfortante: "Observamos que si se les presenta una situación de elección entre dos olores, uno que ya estuvo circulando en la colmena y otro novedoso, eligen el conocido", revela.

El desafío actual de los investigadores es determinar cuánto tiempo dura el estímulo. "Podemos "preguntarle" a la abeja si se acuerda de un olor colocándola en un cepo y viendo si extiende su trompita, que se llama probóscide, cuando se le ofrece la fragancia", ilustra el experto.

Según adelanta, los experimentos indican que el "recuerdo" persiste por "bastante más de 24 horas". Para Farina, éste es un dato clave, porque cuanto mayor sea la duración del estímulo "más fácil será a futuro implementar una técnica de manejo apícola que permita que las abejas vayan hacia donde queremos".

Mientras tanto, en Europa -uno de los principales destinos de las exportaciones argentinas-, la miel monofloral es producida de una manera más básica: "Para evitar la mezcla de néctares, se extrae la miel del panal inmediatamente después de ocurrida la floración de la especie de interés", comenta Farina.

Centro de Divulgación Científica, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, UBA


Por Gabriel Stekolschik
Para LA NACION

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domingo, 13 de junio de 2010

Con mucho pesar.

Comunicamos el fallecimiento en la noche de ayer, del Dr. Homero Toscano.

El sepelio se realizó a las 17:00 hs. de hoy domingo 13 de Junio.

A sus familiares llegue nuestro más sentido pésame y un sincero abrazo.

Directivos, Socios y Funcionarios de SAU.

Más de 100 años de apicultura en Villa García

Mail enviado por el Dr. Homero Toscano, 29 de agosto de 2008.

Estimados niños de la escuela de Villa García. Habiéndome enterado que ustedes han recibido las computadoras del plan Ceibal y que han decidido efectuar un trabajo sobre la historia del lugar donde residen, me tomo el atrevimiento de hacerles llegar una contribución sobre esa bonita zona.

Me llamo Homero Toscano, Medico Veterinario, Ahora estoy retirado pero mi actividad ha sido en la patología de las abejas. Me dirán: que tiene que ver las abejas con Villa García. No es mucho y es mucho.

Por allá por el 6 de febrero de 1807, nace en Montevideo un personaje a quienes todos ustedes conocen: don Doroteo García. Hijo de Ildefonso García, comerciante en charque, enviaba su producto a Cuba donde el charque o tasajo era y es muy apreciado. Con esta actividad, obtuvo grandes ganancias y amasó una importante fortuna. Uno de sus hijos, Doroteo, fue un importante político de su época. Ocupó cargos distinguidos en el manejo de las finanzas públicas, pero este no es el aspecto que ahora nos interesa. Otra de sus actividades lo llevó a adquirir campos y en uno de ellos, el que ustedes están ahora, pasó a vivir. Es la Estancia San Ildefonso. Esta estancia abarcaba una amplia zona, siguiendo la cuenca del arroyo Toledo, desde ésta localidad hasta el río de la Plata. El casco de esta estancia estaba en la zona donde ustedes viven.

Pero volvamos a las abejas. En mi trabajo en el M.G.A.P., hace muchos años, tuve el honor de ser designado Presidente de la comisión de ordenamiento y promoción de la producción apícola, que después de varios nombres, se terminó llamando Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola. Diecinueve años ocupé el puesto y, por supuesto, conocí muchas personas interesantes. Desde científicos de altísima calificación a productores que trataban de subsistir de su actividad. De todos aprendí mucho. Conté con la colaboración de muy buenos funcionarios, entre los cuales, en un tiempo, estuvo una fina Sra. llamada Jenny y que estaba emparentada con la flia. García Lagos.

Un día me hizo un comentario sobre la presencia de abejas en San Ildefonso. El tema me interesó y contó que por los tiempos de don Doroteo existían en la estancia un importante número de colmenas. Alrededor de mil colmenas, número que en ese tiempo era impensable. Muchos años tuvieron que pasar antes que tuviéramos apiarios de esa magnitud. Hoy por fortuna y gracias al esfuerzo de los apicultores, tenemos explotaciones como esa y bastante más grandes. Pero en esos años era inimaginable.

Jenny me contó que esas mil colmenas eran trabajadas por una Flia. de origen ruso y recordaba la cantidad de damajuanas y barriles de madera llenos de miel que se acumulaban en los galpones de San Ildefonso. No hay registro de tal explotación en la Historia de la apicultura nacional. Dadas las relaciones comerciales de don Doroteo, podríamos pensar que alguna parte de la producción haya sido enviada para Europa o Cuba.

Esto nos pondría en la pista de las primeras exportaciones de miel del Uruguay.

Nuestro país exporta hoy bastante más de diez mil toneladas de miel, pero con el esfuerzo de mucha gente se han alcanzado estas metas. Apicultores, comerciantes, técnicos, carpinteros, y muchos otros, hemos llegado a esta realidad. Por el tipo de explotación que se realizaba por esa época, colmenas rústicas, estrujamiento de panales, podemos suponer que la cosecha de S. Ildefonso no superaría los diez mil kilos. Por todo eso quise hacerles llegar estos datos, dejando en vuestras manos la continuación de la investigación sobre este tema, a Uds. que son jóvenes y que tienen en sus manos a gente que puede recordar hechos y datos que enriquezcan el conocimiento histórico.

Quiero, también, dejar en ustedes la inquietud de conocer datos personales sobre los actores de este pedacito de historia. Don Doroteo García y su familia, su acción sobre la población de nuestra campaña. Colonia es la receptora de una parte importante de esa acción poblacional.

Recordar a la Sra. Jenny, que hoy no está entre nosotros y que fue capaz de mantener esa vivencia que enriquece el conocimiento de vuestra región, de su familia y de la industria apícola.

Recordar a esa humilde familia de inmigrantes rusos que fue capaz de desarrollar una tarea que traían como herencia y que fue una valiosa pieza de la apicultura uruguaya.

Un gran abrazo para la Escuela de Villa García.

Dr. Homero Toscano

Fuente: http://www.villagarcia.com.uy/apicultura.html